lunes, 2 de julio de 2007

¡Soy una abuelita!




Ha nacido una pequeñita más a este mundo a alegrar los corazones de sus padres, su tía (Angélica), el mío y de muchos más.
Su nombre es Monserrat y al verla recordé cuando mis hijos nacieron. Recordé sus ojos curiosos mirando alrededor y los encontré tan bellos. (Aún lo son)
Un amigo me dijo:
¿Qué son los nietos?
¿Unos hijos más...? NOOO. Son unos hijos duplicados.
Hay en ellos una prolongación que es presisamente eso, una duplicidad en la función creadora y en la extensión de la especie.
Los hijos fueron el testimonio, los nietos la confirmación. Por eso se quieren tanto.
Por eso son el juguete espiritual de la edad mayor.
Un nieto, nieta, es un anhelo convertido en realidad. A él, ella le damos los besos que tal vez no le dimos a nuestros hijos. Y ellos nos dan los besos que quizás ya nadie nos da.
Con un nieto, nieta en los brazos tenemos al hijo, a la hija.
Con los nietos se revive la historia de amor... y el alma vuelve a florecer.
El hogar ya viejo, se torna joven y se renuevan las esperanzas.
Lo que pasa es que en los nietos se vuelve a amar a los hijos (as), y se ama más a Dios.


3 comentarios:

Hermes dijo...

Me emocionaron tus palabras... es increible como se porto cuando fuimos a la casa... se puso a dormir cuando la tomaste, y como estaba de tranquila cuando le hablabas...

Me encanta la última foto... es realmente hermosa...

Saludos

Anónimo dijo...

Es verdad, muy buenas las imágenes tía. Y que va, si con las palabras ya nos cuenta un poco como se siente toda esta volá de ser abuela.
Felicidades, felicidades

Angeles dijo...

Que placidez con la que duerme!

Una belleza.